sábado


Cuando uno extraña a una persona, por más que pase el tiempo, sigue extrañando, y cada uno piensa que a veces se termina olvidando de la persona a la cual quiere, porque la tiene lejos, pero no es así. Una persona deja de querer a otra, no por las cosas malas que empieza a ver del otro, sino cuando se empieza a aburrir de esa perfección que veía con otros ojos, mucho tiempo antes. Una persona realmente deja de enamorarse, cuando esa mirada cambia, cuando a esa persona que veía con ojos totalmente enamorados, en la actualidad ve a esa persona totalmente cambiada, y no para bien. Yo, de tanto querer y extrañar a una persona, me cansé. Y no tanto de esperarlo, sino, de tener esa ilusión de que él iba a volver, y sin saber si realmente volvería. Me cansé de llorar, me cansé de sufrir, me cansé de pensar en lo que estaría haciendo. Maté a esa ilusión, de tanto pensar, me maté a mi misma pensando. Dije que no quería volver a ser la misma, esa tonta que vivía esperando. Y aunque a veces, se dan las oportunidades para que siga llorando, en algunas prefiero cambiar de actividades, o de tema, de pensamiento, y en otras, lloro, me saco nuevamente el sufrimiento por los ojos, pero ya me siento distinta, no lloro con ese dolor intenso, que pareciera que nada me calmara, lloro de manera diferente. Lloro sin extrañarlo, lloro sin quererlo, lloro sin desearlo, lloro odiando su sonrisa. Lloro con bronca, pero después se me pasa. Pero no solo lloras por esas cosas malas que te pasan; sino tambien por las buenas, por las que te hacen tan feliz. O que algun tiempo te hicieron feliz, te sacaron una sonrisota, una muy grande que ni siquiera conocias. Un abrazo que te haga llorar, un beso, una charla, lo que sea. Lloro con ganas,con ganas de que alguien me abrace, y me diga al oído palabras hermosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario